sábado, 21 de noviembre de 2009

Cuando no recibes nada . . .

Extraña sensación palpita en el corazón de un ser humano cuando entrega gran parte de su ser y convicciones, cuando lucha constantemente por agradarle y, sobre todo, hacer feliz a una persona que es dueña de los anhelos y esperanzas, y esta persona desgraciadamente paga con desprecio. No hay nada que desgaste más a una persona que luchar de verdad y no obtener resultados.

Pero asi es la vida, y comumnete eso le sucede a los que aman, a los que aman en serio. El ejemplo más claro es Jesucristo, el amor mismo, que terminó muerto en una cruz. Difocil resultado que, sin embargo, no debe evitar que nos arriesguemos a amar, pues en el amor está realmente el perfeccionamiento humano y esa alegría sicnera de dar sin esperar recibir.

No hay que tener miedo, sino más bien, acudir constatemente a la Virgen para no decaer, pues aunque la esencia del amor es dar sin esperar respuesta, muchas veces una respuesta satiosfactoria nos da como la gasolina para dar menor. Una buena respuesta, un buen trato, alimenta ese amor.

Así pues, animate a amar